miércoles, 1 de agosto de 2012

Enemigos

Cuando te acechan los enemigos, sabes que debes de cuidar tus pasos, tus movimientos, tus palabras... En cualquier esquina oscura, pueden clavarte un puñal y herirte de muerte. Cuando tus enemigos se camuflan como si fuesen amigos, la herida de muerte no es más una puñalada en el alma... traicionera y dolorosa, que puede llegar a ser más mortal que la anterior. Pero cuando ese enemigo eres tú mismo, no tienes cómo estar prevenido, ya que, hagas lo que hagas, siempre darás pasos en falso, serás tú quien juzgue, y serás tú mismo quien se castigue... no habrá nadie siguiéndote. Estarás ahí, tú solo, escondiéndote en las sombras de ti mismo. Haciéndote daño, y no dejándote vivir en libertad. Serás tu propio carcelero...